viernes, 14 de diciembre de 2007

“Se conoce gente”: un acercamiento a la vida y obra de “Polo” (Parte 1)


“Hay algo peor que la angustia de la página en blanco.

Algo peor que no tener ninguna historia que contar:

es haber oído demasiadas, y no poder olvidarlas.”

Polo “en off”, «Día de Cierre» El otro lado, ATC 1993

Fabián Polosecki, o simplemente “Polo”, fue un periodista que, en su fugaz paso por la televisión, logró revolucionar la forma de narrar historias en ese medio, en una década difícil como la de los 90. “Saber leer es saber andar, saber escribir es saber ascender” es una celebre frase de José Martí. Polosecki demostró (ya sea desde su excelente manera de escribir y luego desde su peculiar visión de la vida, pero siempre ascendiendo) que se podía pensar en otro tipo de televisión.

Con sus programas “El otro lado” y “El visitante”, hoy considerados de culto, reflejó como nadie había hecho hasta entonces, los diferentes matices que se esconden detrás de las vidas de hombres y mujeres que son casi siempre ignorados y muchas veces despreciados. Con sus entrevistas profundas y sus relatos en off le puso rostro e historia a personajes marginales, como prostitutas, desocupados, criminales o drogadictos. En una ponencia , Fabián manifestaba: “Hay mucha información importante en la persona que tenemos viviendo al lado, o en cualquier persona que tiene una pasión desmesurada; y creo que es válido intentar una mirada sobre esos campos de la realidad que, por otra parte, nos obligan a desprendernos de ciertos códigos de la televisión y adaptarnos a ese laburo”. Rompiendo esos códigos, su mayor logro fue sacar del living de un estudio de televisión a los entrevistados, o, mejor dicho, buscarlos en su lugar de origen. Además, Polo contribuyó con la construcción de un modelo de televisión independiente, pero no como el que tenemos ahora; quizás mas inocente, y con elementos propios del periodismo gráfico del cual el arribaba, adjuntos a la incorporación del comic (genero en el que incursionó, y que nunca abandonó haciendo este tipo de televisión) y la novela negra (cuya inclusión fue aconsejada por su primer productor televisivo, Raúl Becerra); Así, incorporó un método de trabajo para el programa: una elaboración previa con el texto y posterior tratamiento del ritmo con las imágenes. Y, como hombre de la noche que era, tenia olfato para buscar esas imágenes: “Esas historias con las que me había encontrado y que habían sido como un rumor que me ayudaba a escribir; ahora eran un estruendo que me impedía escuchar mi propia voz. En los últimos meses, había oído demasiado y había visto cosas que hubiera preferido no ver” , decía premonitoriamente en off, en El otro lado, por ATC allá por el 1993. Pero Polo, no se iba de un lugar buscando u armando conclusiones como actualmente lo hacen los cronistas u investigadores, o como cierra su programa Gastón Pauls; el dejaba que las conclusiones las saque la gente. En ningún momento intentaba “bajar línea”: solo mostraba el mundo, desde su lugar nos mostraba el Otro lado de la parafernalia menemista.

¿Quién fue realmente Fabián Polosecki? ¿Quien fue Polo, o Polito? ¿El apasionado militante que era de joven? ¿Aquel que se divertía saturando de lugares comunes sus notas de color, hasta llegar a un punto de conexión con el surrealismo? ¿El periodista que intentaba ser un bicho de redacción? ¿O aquel creativo pseudo-escritor de historietas que entrevistaba a seres increíbles pero normalmente ocultos (o que en realidad pasan desapercibidos)?

Hoy su verdadera historia se mezcla demasiado con una leyenda que fueron escribiendo algunos de sus pocos fieles seguidores. Es posible que la dificultad para conseguir los tapes de todos sus programas alimente la fantasía y lo rodee de un de aura especial. La idea de él fue romper con lo preestablecido en la televisión, por lo que la entrada de ese mensaje novedoso no pasó desapercibido: Mientras que, por lo general, los periodistas cobraban más protagonismo que sus entrevistados, Polosecki ofrecía entrevistas extensas, arduas, donde su voz se perdía en el relato del otro, aportando solo simples monosílabos, afirmaciones,porque era el otro quien verdaderamente tenía algo para contar, y era ese el lugar donde se podían buscar indicios. Sin dudas Fabián es hoy por hoy subvalorado y poco recordado fuera de los ambientes de estudio y producción, periodísticos y comunicacionales, pero es claramente (mal) imitado en su manera de encarar una investigación televisiva o un programa periodístico.

1 comentario:

Anónimo dijo...

tienes un muy buen blog

gracias x pasar x el mio, aprecio ke te guste mi blog

saludorss